Culpable de fraude electrónico y conspiración para defraudar.
Es el veredicto contra Elizabeth Holmes, la mujer que hace unos años llegó a ser considerada «la nueva Steve Jobs» por su éxito con Theranos, una empresa tecnológica de salud que en poco tiempo logró millonarias ganancias.
El pasado lunes, un jurado federal formado por ocho hombres y cuatro mujeres declaró a Holmes culpable de tres cargos de fraude electrónico y uno de conspiración para defraudar a los inversores.
La mujer de 37 años no fue detenida y no hay fecha exacta para la sentencia, que puede ser de 20 años por cada uno de los cuatro cargos de los que fue hallada culpable.
En total se enfrentaba a 11 cargos, el jurado la declaró inocente de otros cuatro, relacionados con fraude al público, y fue incapaz de alcanzar un veredicto unánime en los tres restantes.
Holmes dijo haber desarrollado una máquina que podía realizar una serie de análisis médicos con solo unas gotas de sangre extraídas de un pinchazo en el dedo del paciente.
Pero la empresa colapsó después de que una investigación del periódico The Wall Street Journal hallara que los dispositivos no eran tan eficaces como Holmes aseguraba.
La propia Holmes subió al estrado a defenderse durante el proceso.
«Trabajamos durante años con equipos de científicos e ingenieros para miniaturizar todas las tecnologías en el laboratorio», dijo en su testimonio.
Holmes sonrió y habló con confianza sobre los orígenes de la empresa y sobre por qué quería ayudar a la gente.
A lo largo del juicio de dos meses, los miembros del jurado en California escucharon el testimonio de más de dos docenas de testigos de cargo. Entre ellos había pacientes e inversores a los que, según los fiscales, Holmes engañó.
Sus abogados dicen que la empresaria no tenía la intención de defraudar, sino que «subestimó ingenuamente» los desafíos que enfrentaba su empresa.
Favorita de Silicon Valley
Holmes saltó a la fama por la supuesta invención de un sistema revolucionario para abaratar los costos de los análisis de sangre, lo que la convirtió en una estrella en Silicon Valley y en el mundo empresarial en general.
Su compañía Theranos, fundada en 2003, atrajo el interés de los inversores por el gran potencial de esos análisis de sangre y convirtió a su fundadora en multimillonaria a los 31 años.
El costo de los análisis de Theranos era de una cuarta parte o incluso inferior con respecto a las pruebas tradicionales, lo que llevó a la cadena de farmacias estadounidense Walgreens a asociarse con la empresa de Holmes para ofrecer los test en sus tiendas de California y Arizona.
The Wall Street Journal publicó a finales de 2015 una serie de artículos de investigación en los que ponía en duda la credibilidad de los análisis de Theranos y acusaba a la compañía, entre otras cosas, de diluir las muestras de sangre obtenidas de los pacientes para aumentar su volumen.
Estas acusaciones hicieron que el Departamento de Justicia de EE.UU. presentara cargos contra Holmes y contra el expresidente y exconsejero de operaciones de la compañía, Ramseh «Sunny» Balwani (expareja sentimental de Holmes), a quienes acusó de haber engañado a los inversores, a los doctores y a los pacientes.
La empresa Theranos se disolvió en septiembre de 2018.
Analistas dicen que el caso Theranos se toma como el peor ejemplo de los excesos de Silicon Valley, que -según las voces críticas- promueve que personas sin estándares éticos prosperen.
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