Su vida fue poco convencional desde el comienzo: nació en 1771 en una prisión en Constantinopla (la actual Estambul), donde su padre, un capitán griego, estaba preso por haber participado en una rebelión contra el dominio del imperio otomano.
Claramente la pequeña Laskarina heredó el fervor revolucionario de su progenitor porque, medio siglo más tarde, se convertiría en una heroína de la Guerra de independencia de Grecia, cuyo bicentenario se celebra este año.
Bubulina se ganó el mote de «madre de la Grecia moderna» no solo por su papel en el frente de batalla, donde fue una intrépida comandante naval, sino también por su rol clave como financista de la causa independentista.
Algo que la dejaría viviendo en la miseria al final de su vida.
El programa de radio The Forum, del Servicio Mundial de la BBC, dedicó recientemente un episodio a repasar el legado de esta extraordinaria luchadora, sobre quien aún hoy se cuentan historias que limitan con lo fantástico.
Dos expertos en la vida de Laskarina Bubulina y uno de sus descendientes explicaron a la periodista de la de la BBC Bridget Kendall por qué sigue siendo una figura relevante a 250 años de su nacimiento.
«Fue una protagonista, una líder, de eventos que le dieron forma a la Europa moderna«, destacó la historiadora Margarite Poulos, de la Universidad Western Sydney en Australia, experta en Grecia y autora del libro «Armas y la mujer», que analiza el papel que jugaron las griegas en las luchas militares de su país.
«La revolución griega fue una de muchas que ocurrieron durante el siglo XIX y que llevarían a la desaparición del Imperio, introduciendo el nuevo orden de los Estados nación -en otras palabras, del mundo que conocemos hoy-«, señaló.
Poulos destaca la figura de Bubulina porque «se salió del rol asignado a una mujer en el siglo XVIII y XIX e hizo añicos ese papel, literalmente».
Eso la convierte, según la académica, en «un ícono de todas las eras, que es tan pertinente ahora como lo fue siempre, cuando consideramos que tantas personas, en especial mujeres, todavía luchan para que se reconozca su humanidad básica».
Por su parte, April Kalogeropoulos Householder de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, quien escribió y también realizó un documental sobre Bubulina, resaltó que muchas de las disputas políticas que se discuten en Grecia hoy son desacuerdos que se arrastran desde la época de la independencia.
«Los temas que polarizaron a los dos bandos que surgieron de la nación emergente, por los que ella luchó y que llevaron a que fuera perseguida, siguen irresueltos en la actualidad», señaló.
Y nombró algunos: «La lucha entre la dominación externa y el autogobierno, la relación de Grecia con Rusia, disputas territoriales que aún se mantienen con Turquía y el lugar de las mujeres y otras minorías en la identidad nacional», enumeró.
Su vida
Pavlos Demertzis-Bubulis, descendiente de Bubulina y director de un museo dedicado a ella en la isla de Spetses, donde pasó la mayor parte de su vida, le contó a la BBC un poco sobre sus orígenes.
«El padre de Laskarina estaba en prisión porque había participado en la Revolución de Orlof, que fue instigada por Rusia, y su madre lo estaba visitando cuando dio a luz, por lo que su vida tiene un comienzo dramático desde el principio», relató.
«Lamentablemente su padre murió en la cárcel y ella y su madre regresaron a Hydra, la isla de donde era la familia».
«Pero unos cuatro años más tarde fueron expulsadas de su lugar de origen y debieron mudarse a Spetses«.
Allí, la madre de Bubulina volvió a casarse y tuvo otros ocho hijos.
A pesar de que se sabe que Bubulina sabía leer y escribir -la familia conserva dos cartas de su puño y letra- no ha quedado un solo registro escrito por ella sobre los sucesos que ocurrieron durante la revolución.
«Todo lo que se escribió sobre ella fue, ya sea a través de la historia familiar, escrita y oral, o lo que escribieron los griegos y extranjeros que viajaron a Grecia para ayudar a la causa revolucionaria», dice Demertzis-Bubulis, quien pertenece a la sexta generación de la familia de la heroína.
Esto -reconoce-, ha hecho que aunque «todo lo que se escribió está principalmente basado en los hechos, también hay un poco de fantasía en estas historias».
Algo en lo que coinciden todas las versiones es que era una apasionada de la navegación, una actividad que realizaba junto con su padrastro y luego con sus dos maridos (algo muy inusual para una niña o mujer en esa época).
Demertzis-Bubulis cuenta que también tuvo una personalidad fuerte desde pequeña.
«Según dice nuestra tradición familiar oral, Bubilina era, sin lugar a dudas, la líder de sus ocho medio hermanos. Tenía este carácter implacable».
«Que una niña navegara con su padrastro era totalmente impactante. Definitivamente era determinada, y también una persona muy dura, para lograr todo lo que hizo, aunque también era alguien muy humana, como quedaría demostrado en algunos gestos que tuvo durante la revolución», afirma.
Flota propia
Otra particularidad de Bubulina es que llegó a tener su propia flota de barcos.
Algunos los heredó tras la muerte de su segundo marido, Dimitrios Bubulis, un rico propietario y capitán del barco de quién adoptó su apellido y también sus diversos negocios marítimos.
Otras tres naves las mandaría a construir ella, incluyendo el mítico buque de guerra Agamemnon, que jugaría un papel clave durante la batalla por la independencia.
Aunque no era del todo inusual en Spetses que una mujer heredera la fortuna de su marido, sí lo era que ella se pusiera al frente de los negocios familiares, como hizo Bubulina.
Y más aún que expandiera el negocio, convirtiéndose en una exitosa empresaria por cuenta propia.
Pero no solo fue una pionera en el comercio.
Inspirados en la independencia de Estados Unidos (1776) y la Revolución francesa (1789), los griegos, que hasta entonces se habían manejado de forma independiente en las distintas islas y la Grecia continental, empezaron a unirse con la idea de liberarse del control otomano.
A finales de la década de 1810, cuando las guerras napoleónicas llegaban su fin, los independentistas griegos empezaron a planear y organizar su insurrección.
Se cree que fue en 1818, durante un viaje de negocios a Constantinopla, que Bubulina se unió a la Filiki Etaireia (Asociación amigable), una sociedad secreta creada en Odesa (en Ucrania) por mercaderes griegos que buscaban la independencia de Grecia.
Algunas versiones aseguran que Bubulina era la única mujer.
La revolución empezó en 1821 y en abril de ese año Spetses fue la primera isla que se unió.
Según Demertzis-Bubulis, su pariente jugó un rol fundamental como capitana del Agamemnon, que era uno de los buques de guerra más grandes de la época.
«Bubulina fue la líder no oficial del pequeño escuadrón de barcos que navegó hacia la ciudad fortificada de Nauplia, que era un bastión otomano, para bloquearlo», cuenta.
Las embarcaciones resistieron al feroz ataque otomano, que según April Kalogeropoulos Householder incluyó unos 300 cañones.
«Fue en este momento que empezaron a diseminarse por toda Grecia las historias sobre su valentía y sus corajudos ataques contra los fuertes costeros», cuenta su orgulloso descendiente.
«Un historiador griego que estaba presente durante el asedio la describió como alguien con un ‘corazón de león‘», señala.
Otra famosa historia que se cuenta sobre Bubulina es que unos meses más tarde, cuando cayó la ciudad de Trípoli, ella consiguió rescatar a muchas mujeres griegas que formaban parte del harén del sultán.
Un final sin gloria
Pero a pesar de todos sus aportes y de su crucial papel en la lucha independentista, pasarían muchos años antes de que Bubulina fuera reconocida como una heroína nacional.
Porque tres años después de que empezara la lucha independentista, las distintas facciones griegas se enfrentaron en una guerra civil, en la que se impuso el bando opuesto a Bubulina, quien apoyaba al líder prorruso Theodoros Kolokotronis.
Ella fue arrestada pero luego se le permitió volver a Spetses, donde vivió junto con los seis hijos que tuvo durante sus dos matrimonios.
Pero la exitosa mujer de negocios ahora era pobre, ya que había donado su fortuna para la causa revolucionaria.
Además, vivía bajo la constante amenaza de sus enemigos políticos, que la amedrentaban constantemente.
«Sabemos que los locales a veces disparaban contra su casa y que ella preparaba su propia comida por temor a ser envenenada», afirma Kalogeropoulos Householder.
El 22 de mayo de 1825 murió, a los 54 años, en circunstancias confusas.
La versión oficial indica que se trató de un asunto doméstico: ella intentaba defender a su hijo, que estaba en pareja con la hija de una familia acaudalada, que se oponía al vínculo, y alguien le disparó a la cabeza durante la discusión.
Nunca pudo determinarse quién la mató.
La académica estadounidense cree que en realidad se trató de un «asesinato político» encubierto.
«Reconocer esto hubiera sido mostrar que ella era digna como fuerza política y que era una amenaza para el orden político de la época«.
«Decir que murió por una disputa doméstica era una manera de silenciarla«, señala.
No obstante, ni esto ni el hecho de que no dejara registros de sus increíbles hazañas han logrado borrar de la memoria colectiva griega a Laskarina Bubulina, cuyo increíble legado se celebra especialmente este año del bicentenario.