Mentiras ante el Parlamento, fiestas prohibidas en Downing St. y finalmente la disparada de la inflación acorralaron al premier.
Dos años y medio después de su aplastante victoria electoral, Boris Johnson sufrió una hemorragia de apoyos en sus propias filas conservadoras que lo empujó a su renuncia. Estas son algunas de las causas:
- Mentira sobre un funcionario.
Meses de turbulencia política incesante se dispararon este martes cuando el ministro de Salud y el canciller renunciaron por el manejo de Boris Johnson de las acusaciones por conducta sexual inapropiada contra Chris Pincher, quien renunció la semana última imputado de haber realizado “tocamientos” a dos hombres.
En un principio, Johnson admitió haber cometido un “error” al nombrarlo en febrero como encargado de controlar la disciplina de sus diputados. Y dijo que no sabía nada de las acusaciones a Pincher. Pero luego se supo que estaba al tanto y que había mentido.
Este escándalo desató un goteo de renuncias y cartas de censura de ministros subalternos y parlamentarios, que ayer miércoles se convirtió en una avalancha. Anoche, un grupo de ministros de alto rango fue a Downing Street, la residencia oficial, para tratar de persuadir al primer ministro de que renunciara.
Johnson se mantuvo desafiante hasta este jueves, cuando recién pareció ceder y anunciar que está dispuesto a renunciar, pero que se quedará en su cargo hasta que se nombre a su sucesor, probablemente en octubre.
- Mentiras en pandemia
Mientras los británicos estaban obligados a quedarse en casa, sin ver a familiares ni amigos debido al Covid-19, en Downing Street, donde vive y trabaja Johnson, se sucedían todo tipo de eventos, desde fiestas de Navidad, despedidas o cumpleaños hasta celebraciones en el jardín para disfrutar del buen tiempo, en un escándalo bautizado como “partygate”. Primero Johnson negó haber asistido. Luego apareció en varias fotos.
La policía británica investigó e impuso 126 multas, entre ellas una a Boris, primer jefe de gobierno en ejercicio sancionado por infringir le ley.
La alta funcionaria Sue Gray también elaboró un informe muy crítico con los “altos cargos” responsables de reuniones con excesos de alcohol, altercados, salidas por puertas traseras a altas horas de la madrugada y, en ocasiones, falta de respeto al personal de seguridad y limpieza. Johnson afirmó asumir “toda la responsabilidad” pero se negó a dimitir y su legitimidad se resintió.
- La gestión del Covid.
Al inicio de la pandemia, Johnson fue duramente criticado por su errática gestión, acusado de no actuar lo suficientemente rápido y no proteger al personal sanitario ni a los ancianos en residencias.
Buena parte de sus propios diputados conservadores se rebelaron, votando contra la introducción de un pasaporte sanitario para acceder a grandes eventos, que finalmente se aprobó gracias a los votos de la oposición laborista. Sin embargo, Johnson logró hacer olvidar las críticas sobre su manejo del Covid apoyándose en una exitosa campaña de vacunación.
- Inflación en alza.
La descontrolada inflación, que en el Reino Unido alcanzó un récord en 40 años, superando el 9% interanual en mayo, hizo mella en la popularidad del gobierno, acusado de no hacer lo suficiente para ayudar a las familias que no logran llegar a fin de mes. La disparada de alimentos y energía, exacerbada desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, debe empeorar en octubre, cuando está prevista una brusca alza del precio de la energía en el Reino Unido.
- Reformas en casa.
Johnson aseguró haber pagado de su bolsillo la lujosa renovación de su residencia oficial para su familia. Pero había recibido una donación, que luego debió devolver.