Además de relatos de corrupción y violencia, el juicio en Estados Unidos a Genaro García Luna, el exhombre fuerte de la seguridad de México, ha dejado algunas preguntas abiertas en sus primeras semanas.
Una de ellas surgió por ejemplo cuando la defensa de García Luna interrogó al primer testigo presentado por la fiscalía, Sergio Villarreal Barragán, conocido como «El Grande» por sus dos metros de estatura.
Expolicía mexicano devenido en narco y condenado en EE.UU., «El Grande» sostuvo que presenció en distintas oportunidades los sobornos millonarios que el entonces capo Arturo Beltrán Leyva entregaba a García Luna para que protegiera sus negocios.
También indicó que Beltrán Leyva grabó algunas de sus conversaciones con García Luna. Cuando el abogado de éste le preguntó sobre esas grabaciones, «El Grande» dijo desconocer qué pasó con ellas.
La incógnita quedó planteada: ¿existen esas grabaciones?
Si los fiscales estadounidenses las tuvieran, serían una prueba contundente contra el que fuera exsecretario de Seguridad Pública de México durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).
Sin embargo, la estrategia de la defensa se basa hasta ahora en sostener que falta evidencia de ese tipo para demostrar las acusaciones contra García Luna, que incluyen conspiración para el narcotráfico y delincuencia organizada.
Grabaciones, mensajes de texto y llamadas interceptadas fueron pruebas cruciales para condenar a cadena perpetua a Joaquín «El Chapo» Guzmán como líder del cartel de Sinaloa en 2019, en la misma corte de Nueva York que ahora juzga a García Luna y con el mismo juez a cargo, Brian Cogan.
Algunos expertos creen que la evidencia material también puede ser clave en este caso.
«Normalmente en cualquier juicio criminal el jurado creo que quiere ver algo que corrobore lo que tienen que decir los (testigos) colaboradores. Y si no hay esa prueba material, creo que va a ser difícil para la fiscalía», dice Eduardo Balarezo, uno de los abogados que defendió a «El Chapo», en declaraciones a BBC Mundo.
Entonces, ¿qué posibilidades de éxito puede tener la defensa de García Luna?
Primeros días del juicio
Tanto los fiscales como los abogados del exfuncionario mexicano de mayor rango juzgado en EE.UU. por narcotráfico han mostrado algunas de sus cartas desde sus alegatos iniciales el 23 de enero.
La acusación presentó a García Luna como un funcionario corrupto que durante más de una década cobró millones de dólares del cartel de Sinaloa para permitir que enviaran toneladas de cocaína a EE.UU.
Desde entonces han presentado en la corte de Brooklyn a distintos testigos colaboradores como «El Grande», que dijeron conocer esa asociación espuria de García Luna con los narcos y ofrecieron detalles de tales arreglos, así como del tráfico de drogas, conflictos internos del cartel y lujos desmedidos.
Oscar Nava Valencia, exmiembro del cartel del Milenio apodado «El Lobo», dijo que pagó millones de dólares a García Luna para que lo ayudara en sus negocios.
También han declarado policías o expolicías de ambos lados de la frontera, como Raúl Arellano, quien el martes relató cómo pasaban cargamentos de droga y dinero por el aeropuerto de Ciudad de México con un código enviado por radio que detenía la actividad de los agentes de control bajo el mando de García Luna.
Algunos de esos testimonios encajan entre sí como piezas de un puzzle que los fiscales buscan exponer ante el jurado de 12 miembros.
Pero el abogado César de Castro, quien encabeza la defensa de García Luna, sostuvo en su alegato inicial que su cliente fue un funcionario honesto que lideró la guerra contra las drogas en México y persiguió a los narcos en colaboración con EE.UU. Sus fotos junto a expresidente Barack Obama y la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, fueron mostradas en la corte.
De Castro ha buscado sobre todo atacar la credibilidad de los testigos colaboradores en los que se basa la acusación, mostrándolos como excriminales que cooperan con el gobierno por interés propio para reducir sus condenas, obtener visas en EE.UU. y vengarse de García Luna por haberlos arrestado e incluso extraditado a este país.
No hay dinero, fotos, videos, correos electrónicos u otro tipo de evidencia que confirme los cargos, sostuvo De Castro.
El desarrollo
Hasta ahora la defensa se anotó algunos logros.
Por ejemplo, consiguió que el juez Cogan limitase el testimonio del testigo colaborador Tirso Martínez, un exnarco conocido como «El Futbolista», por considerarlo «una pérdida de tiempo».
El magistrado también aceptó un pedido de la defensa para evitar que en el juicio se hable de la vida lujosa que García Luna habría tenido desde 2012, cuando concluyó su función pública y se mudó a Miami, donde trabajó como consultor privado de seguridad hasta ser arrestado en 2019.
La defensa también hizo notar que «El Lobo» modificó sus declaraciones sobre García Luna, a quien había evitado señalar frente a las autoridades de EE.UU. en testimonios previos, según se informó.
Sin embargo, la fiscalía también ha conseguido anotarse algunas victorias y aún tiene varios testigos para presentar en el juicio, que se espera que dure ocho semanas.
Entre ellos podrían estar otros exnarcos de peso como Edgar Valdez, alias «La Barbie», y Jesús «El Rey» Zambada, el hermano de otro líder del cartel de Sinaloa que durante el juicio a «El Chapo» testificó que entregó personalmente dos sobornos de entre US$3 millones y US$5 millones en efectivo a García Luna en un restaurante.
En ese momento García Luna respondió en un largo comunicado que esas afirmaciones eran «mentira, difamación y perjurio» en su contra y negó haber tenido contacto «con personas vinculadas con actividad delictiva».
El juicio a «El Chapo» duró tres meses y algunos de los testimonios y pruebas clave para condenarlo aparecieron semanas después iniciado.
Las posibilidades
Para que García Luna sea hallado culpable es necesaria una decisión unánime del jurado, que está compuesto por ciudadanos comunes cuya identidad se desconoce.
En caso de que eso ocurra, el acusado que encabezó la Agencia Federal de Investigación de México entre 2001 y 2005 antes de integrar el gabinete de Calderón, podría recibir una pena de entre 10 años de cárcel y cadena perpetua.
El desafío de la defensa, entonces, es sembrar la semilla de la duda sobre la acusación en al menos uno de los miembros del jurado.
«Si solo se puede convencer a un jurado de que la persona no es culpable, esto va a terminar en un juicio nulo y tendrían que celebrarlo otra vez o llegar a algún acuerdo», dice Balarezo, el exabogado de «El Chapo».
Pero aclara que esto está lejos de ser una tarea sencilla para la defensa.
«Aunque el caso del gobierno esté basado casi todo en declaraciones de colaboradores, a veces cuando el jurado escucha lo mismo una y otra vez es difícil tumbar eso porque varias personas están hablando de diferentes cosas que la persona hizo», señala.
Rob Heroy, un abogado que defendió a un narco mexicano en EE.UU. y fue asistente de fiscal de distrito en Carolina del Norte, cree que en este juicio «las probabilidades están a favor del gobierno».
«No habrían detenido (a García Luna) si no creyeran que pueden ganar», le dice Heroy a BBC Mundo.
Sin embargo, advierte que algún miembro del jurado podría desconfiar de la fiscalía o perder la atención a medida que el juicio se prolonga.
«El gobierno podría perder este caso», señala. «Esto no se parece en nada al (juicio al) Chapo: podría ser un caso mucho más fácil de defender».