Un equipo de geólogos hizo este sensacional hallazgo en una inexplorada zona de la Antártica. Los científicos sospechan que estas estructuras pueden ser restos de antiguas cortezas oceánicas que fueron empujadas hacia el interior de la Tierra.
Nadie sabe por qué, pero en las profundidades de nuestra Tierra existen cadenas montañosas gigantes, de hasta cuatro veces la altura del monte Everest. Su existencia ha intrigado a los expertos durante décadas, y una reciente investigación espera responder a las preguntas.
La geóloga Samantha Hansen y su equipo de la Universidad de Alabama y la Universidad Estatal de Arizona, ambas en Estados Unidos, buscaban cadenas de “montañas” ocultas en la Antártica, pero no en el agradable paisaje que muestran las fotos de Google, sino que en el inhóspito entorno donde ni siquiera se adentra la vida silvestre.
Una Antártica poco explorada, donde las temperaturas son de -62ºC y el paisaje blanco invade donde sea que mires y confunde el cielo del suelo. Un escenario ideal para buscar estas “montañas” que se encuentran en lo más profundo de la Tierra.
Las misteriosas “montañas” interiores se encuentran entre el núcleo metálico del planeta y el manto rocoso que lo rodea. Un lugar crítico, ya que según dijo Hansen en un reportaje de BBC Futuro, la transición es incluso más abrupta que el cambio en las propiedades físicas entre roca sólida y el aire.
En 2015 los investigadores instalaron 15 estaciones sismológicas en la Antártida, un equipo semienterrado en la nieve para estudiar el interior del planeta. Sus hallazgos fueron intrigantes: “Encontramos evidencia de ULVZ en todas partes”, dijo Hansen a BBC.
Cómo afecta que el núcleo de la Tierra se haya detenido. Foto: iStock.
Las zonas de velocidad ultrabaja o ULVZ, como se las conoce, es a lo que los investigadores llaman como “montañas”, debido a su parecido. Se sugiere que las partes más calientes del límite entre el núcleo y el manto pueden fundirse parcialmente, y esto es lo que los geólogos ven como ULVZ. Gracias a las estaciones sismológicas descubrieron que las ULVZ probablemente sean casi ubicuas, es decir, que está presente en todas partes al mismo tiempo.
Aunque este umbral entre el núcleo y el manto está a miles de kilómetros de la superficie de la Tierra, se cree que es una especie de cementerio para piezas antiguas del fondo del océano, según BBC. Se cree que incluso puede estar detrás de la existencia de volcanes en lugares inesperados como Hawái.
El equipo de Hansen tuvo que volar a lugares adecuados de la Antártida, en aviones pequeños y helicópteros, para instalar las estaciones de sismología antárticas. Montaron equipos en la nieve hasta la cintura y algunos cerca de la costa, observados bajos las miradas curiosas de los pequeños lugareños de blanco y negro.
Solo pasaron unos días para que los instrumentos pudieran detectar movimientos en casi cualquier parte del planeta: “Si es lo suficientemente grande, podemos verlo”, dijo Hansen a la BBC.
Si bien antes ya se habían buscado cadenas montañosas en las profundidades de la Tierra, nadie lo había hecho debajo de la Antártida. La primera búsqueda data a comienzos de 1996, cuando científicos exploraron el límite entre el núcle y el manto muy por debajo del Océano Pacífico central.
Su estudio fue mediante las ondas sísmicas creadas por terremotos, o científicamente hablando, por eventos masivos de estremecimiento del suelo, que también pueden ser causadas por bombas nucleares, pero no fue el caso.
Las ondas provocadas por los terremotos atraviesan la Tierra y pueden ser captadas por estaciones sísmicas en otros lugares, incluso a más de 12742 km de su origen. Gracias a este instrumento los investigadores pueden examinar los caminos que toman las ondas y crear una imagen similar a la de rayos X del interior del planeta.
Luego de examinar las ondas generadas por 25 terremotos, descubrieron que inexplicablemente su actividad se volvía más lenta al llegar a una zona irregular entre el límite del núcleo y el manto.
Notaron que la misteriosa zona de cadenas montañosas tenía tamaños muy variables: algunos picos alcanzaban los 40 km hacia el manto, lo que equivale a 4,5 veces la altura del monte Everest, y otros tenían solo 3 km de altura, explica BBC. Incluso se encontró una “montaña” monstruosa que ocupa una zona de 910 km de ancho bajo Hawái.
Foto: Reuters.
A pesar de que se tiene información de estas montañas, nadie sabe cómo llegaron a ese lugar y de qué están hechas. Según BBC, una idea es que son parte del manto inferior que se ha sobrecalentado por su cercanía con el núcleo incandescente de la Tierra.
“Si bien el manto puede alcanzar los 3.700 °C, esto es relativamente suave: el núcleo puede alcanzar máximos de flexión atómica de 5.500 °C, no muy lejos de la temperatura en la superficie del Sol”, explica el medio.
Otra hipótesis es que las montañas podrían ser restos de la antigua corteza oceánica que desapareció desapareció y se hundió hace cientos de millones de años para terminar encima del núcleo.
Además, se sabe que las montañas profundas tienden a encontrarse cerca de enormes manchas o grandes áreas de baja velocidad de corte (LLSVP), lo que se considera por los geólogos como otra estructura misteriosa.
Se cree que estas manchas son realmente primitivas, de hace miles de millones de años y solo hay dos: un bulto amorfo llamado “Tuzo” debajo de África y otro conocido como “Jason” debajo del Pacífico. Pero nuevamente, no se sabe nada qué son o cómo llegaron allí
Su proximidad con las montañas profundas ha llevado a creer a algunos que están vinculadas, ya que existe un rastro de montañas y manchas, pero Hansen sugirió a BBC que la existencia de montañas debajo de la Antártida podría contradecir esto. “La mayor parte de nuestra región de estudio, el hemisferio sur, está bastante lejos de esas estructuras más grandes”.
La reciente investigación de Hansen demuestra que las montañas encontradas en la Antártida no están cerca de ninguna de las manchas misteriosas, y sugiere que estas montañas pueden formar una manta continua que envuelve el núcleo de la Tierra.
Sin embargo, probar esta idea requiere mucha investigación, ya que antes de este estudio, solo se había verificado el 20% del límite entre el núcleo y el manto. “Pero esperamos llenar ese vacío”, dijo Hansen a BBC, quien explica que también depende del desarrollo de nuevas técnicas para identificar estructuras más pequeñas.
En algunas regiones, las estructuras ULVZ son más como mesetas delgadas que montañas, por lo que todavía no es posible ver toda la capa o no aparecen en los sismógrafos. Si las montañas realmmente forman una manta contínua, tendría implicaciones tanto por lo que están hechas como por cómo están vinculadas a las estructuras de manchas más grandes.
Fuente: Externa.