Manuel Rocha tiene 73 años y trabajó durante varias décadas como diplomático de Estados Unidos. Fue subdirector de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba en la década de 1990 y llegó a ser embajador de ese país en Bolivia de 2000 a 2002. Este viernes fue condenado a 15 años de prisión por espiar para Cuba.
El secretario de Justicia Merrick Garland dijo el 4 de diciembre que el caso contra Rocha “expone una de las infiltraciones de mayor alcance y más duraderas del Gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.
Rocha de declaró culpable de un cargo de conspiración para actuar como agente de un gobierno extranjero y defraudar a Estados Unidos. También aceptó su responsabilidad en el cargo de actuar como agente ilegal de otro Gobierno sin avisar a Estados Unidos.
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La carrera de Rocha
Manuel Rocha, quien según el Departamento de Estado es «ciudadano estadounidense naturalizado originario de Colombia», tiene un historial diplomático extenso con cargos en embajadas y consulados de Estados Unidos en Honduras, República Dominicana, Cuba, Italia, Bolivia, México y Argentina.
Rocha se graduó cum laude de la Universidad de Yale en 1973, recibió su Maestría en Administración Pública de la Universidad de Harvard en 1976 y una Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgetown en 1978, según su biografía en el Departamento de Estado de EE.UU.
Comenzó su carrera como funcionario diplomático en la oficina para Honduras en el Departamento de Estado en noviembre de 1981. En enero de 1983 fue nombrado funcionario político en la embajada estadounidense en Santo Domingo, República Dominicana. Luego fue funcionario de Vigilancia en el Centro de Operaciones del Departamento de Estado y cónsul de Asuntos Políticos y Económicos para el Consulado General de Estados Unidos en Florencia, Italia. En marzo de 1987 fue designado funcionario político-militar de la embajada en Tegucigalpa, Honduras.
Posteriormente fue subdirector de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, y como director de Asuntos Interamericanos en el Consejo de Seguridad Nacional en Washington. También fue consejero político adjunto de la embajada en Ciudad de México.
Entre 1991 y 1994, Manuel Rocha fue jefe adjunto de Misión de la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo, República Dominicana. Después fue subdirector de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba,
Rocha fue encargado de negocios en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires de 1997 al año 2000.
Luego, Rocha se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Bolivia de 2000 a 2002, su cargo diplomático más importante.
Después de eso trabajó como asesor del Comandante del Mando Sur de Estados Unidos, puesto que abandonó en 2012.
Rocha trabaja actualmente en la consultora LLYC USA como «asesor sénior de negocios internacionales», según los documentos judiciales.
De qué fue acusado
El Departamento de Estado dice que Rocha «apoyó en forma secreta a la República de Cuba y su misión clandestina de reunir inteligencia contra Estados Unidos actuando como agente encubierto de la Dirección General de Inteligencia de Cuba».
«La acusación criminal afirma que por más de 40 años, Rocha actuó como un agente encubierto del Gobierno cubano», dijo el secretario de Justicia Garland.
Rocha enfrentó 15 cargos, entre ellos el de actuar como agente ilegal de un Gobierno extranjero, y otros —sumados el martes 5 de diciembre en la acusación formal— por fraude electrónico y declaraciones falsas a los investigadores.
La juez Beth Bloom condenó el 12 de abril a Rocha a un total de 15 años de prisión: 5 años por el cargo de conspiración y 10 años por el cargo de actuar como agente ilegal de un gobierno extranjero, los cuales se deberán consecutivamente. Como parte del acuerdo de culpabilidad de Rocha, se retiraron los cargos anteriores de mentir a los investigadores y de fraude electrónico.
Los fiscales alegan que el exdiplomático estadounidense de 73 años actuó como “agente encubierto de los servicios de inteligencia de Cuba” durante décadas.
En la acusación, los fiscales afirmaron que el Gobierno cubano ha trabajado durante años en el reclutamiento de personas dentro de Estados Unidos para ayudar en la recopilación de información de inteligencia, incluidas personas dentro del Gobierno estadounidense.
Como empleado del Departamento de Estado, el exdiplomático tenía un acceso «único» a información gubernamental que no era pública, según los fiscales.
A Rocha lo representó la abogada de Miami Jacqueline Arango, quien trabaja para el bufete de abogados Akerman. En la presentación de los cargos el martes 6 de diciembre, Rocha se declaró inocente.
«Traicionar la confianza al prometer falsa lealtad a Estados Unidos mientras sirven a un poder foráneo es un crimen que será castigado con la fuerza total del Departamento de Justicia», dijo Garland.
La acusación indica además que Rocha supuestamente elogió a otra funcionaria del Gobierno de Estados Unidos que trabajó como agente de Cuba. En conversaciones grabadas en secreto, Rocha supuestamente habló de alguien que trabajaba con el Gobierno cubano llamada “Ana” y dijo que “lamentablemente habría hecho mucho más si no hubiera sido traicionada”.
Si bien los documentos judiciales no identifican a la persona, una ciudadana estadounidense llamada Ana Montes fue condenada por espiar para el Gobierno cubano mientras trabajaba en la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono. Pasó más de 20 años tras las rejas.
Cómo un empleado encubierto del FBI contactó a Rocha
Todo comenzó con una pista que recibió el FBI. Un empleado encubierto del FBI que se hizo pasar por agente de la inteligencia cubana envió un mensaje a Rocha por WhatsApp en noviembre de 2022, poco después de que los investigadores recibieran una pista del presunto trabajo encubierto de Rocha, dicen los documentos judiciales. En el mensaje, dicen los fiscales, el empleado encubierto dijo que «tiene un mensaje para usted de sus amigos en La Habana. Se trata de un asunto delicado». El exembajador accedió a reunirse con el empleado encubierto en Miami para hablar.
En varias reuniones con un empleado encubierto del FBI que se hizo pasar por miembro de la inteligencia cubana, Rocha se refirió repetidamente a Estados Unidos como «el enemigo», y elogió a Fidel Castro, según los documentos judiciales.
Rocha dijo estar «a cargo» de lo que describió como el «derribo de las avionetas», que los fiscales creen que refiere a un incidente durante el periodo en el que Rocha trabajó para el Departamento de Estado en La Habana, cuando Cuba derribó en 1996 dos aviones desarmados operados por miembros de Hermanos al Rescate, un grupo con sede en EE.UU. opuesto al Gobierno de Fidel Castro. En el episodio murieron cuatro hombres.
Rocha se jactó supuestamente —según los fiscales— de sus «décadas» de trabajo en favor del Gobierno cubano, diciendo que «fortaleció la revolución» durante «los últimos 40 años», y lamentó «los golpes que el enemigo», refiriéndose supuestamente al Gobierno de EE.UU., «ha asestado a la revolución actual».