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Los infartos suelen asociarse con la actividad diurna, ningún momento está exento de este riesgo.
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Varios factores pueden aumentar las posibilidades de sufrir un infarto mientras se duerme.
En el tranquilo transcurrir de la noche, cuando el mundo parece sumergido en un profundo sueño, el corazón, ese incansable motor de vida, puede sorprender con un evento súbito y potencialmente mortal: el infarto.
Si bien es cierto que los infartos suelen asociarse con la actividad diurna y el estrés, la realidad es que ningún momento está exento de este riesgo y, por eso, es sumamente importante cuidar la salud.
También resulta de interés saber qué sucede en el cuerpo cuando ocurre un infarto mientras alguien duerme y los factores de riesgo implicados.
Aunque es difícil de prever, mantener una vida saludable, evitar el tabaco y consumir menos alcohol aparecen como buenos consejos para intentar evitar que esto ocurra.
Qué factores aumentan los riesgos de sufrir un infarto al dormir
El infarto de miocardio, comúnmente conocido como ataque al corazón, ocurre cuando una porción del músculo cardíaco es privada de oxígeno debido a una obstrucción de una arteria coronaria. Esta obstrucción puede ser el resultado de la acumulación de placa en las paredes arteriales o de la formación de un coágulo sanguíneo.
Aunque los síntomas típicos de un infarto incluyen dolor en el pecho, dificultad para respirar y sudoración profusa, estos signos pueden ser menos evidentes durante el sueño, lo que dificulta la detección temprana del problema.
Varios factores aumentan la probabilidad de experimentar un infarto mientras alguien duerme, tales como la apnea del sueño. En estos sucesos, la respiración se interrumpe repetidamente, lo que puede provocar una disminución de los niveles de oxígeno en sangre y aumentar la presión arterial.
En el mundo, la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en ambos sexos. Foto: Shutterstock.
El consumo excesivo de alcohol antes de acostarse es otro punto a tener en cuenta. Esto puede desencadenar arritmias cardíacas y aumentar el riesgo de tener coágulos sanguíneos.
Además, las personas que sufren de trastornos del ritmo cardíaco, como fibrilación auricular, tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto durante el sueño, ya que estas condiciones pueden predisponer a la formación de coágulos.
La presencia de otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo, también aumenta la probabilidad de que ocurra un infarto durante la noche.
La prevención es la principal herramienta contra los infartos. Foto: Shutterstock.
Dado que los infartos nocturnos pueden pasar desapercibidos hasta que es demasiado tarde, la prevención juega un papel crucial en la reducción del riesgo. Mantener un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, realizar ejercicio de manera regular y evitar el tabaco y el alcohol en exceso, es fundamental para mantener la salud cardiovascular.
Además, es importante controlar otros factores de riesgo, como la presión arterial y los niveles de colesterol en sangre.
Finalmente, para aquellos que tienen factores de riesgo adicionales, como apnea del sueño o trastornos del ritmo cardíaco, es esencial seguir las recomendaciones de su médico para el tratamiento y la gestión de estas condiciones. Esto puede incluir el uso de dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias para tratar la apnea del sueño o la medicación para controlar el ritmo cardíaco.