El tiempo de Sheikh Hasina al frente del gobierno de Bangladesh ha llegado a su fin.
La primera ministra, en el poder desde enero de 2009, renunció al mediodía de este lunes (hora local) y huyó hacia la vecina India en un helicóptero militar, reportó el servicio bengalí de la BBC.
La dimisión de la mandataria se produce como consecuencia del levantamiento popular en el que ha devenido la ola de protestas que estalló en julio pasado y que ha sido protagonizada por jóvenes estudiantes, los cuales exigían la derogación de una ley que fijaba cuotas para asignar empleos en la Administración Pública.
Las manifestaciones han sido duramente reprimidas por las autoridades policiales y hasta ahora han dejado al menos 300 muertos, de los cuales 90 se registraron solo este domingo, según informó la agencia AFP.
Aún después de la salida de Hasina, se reportaron escenas de vandalismo y robos alrededor del país. Pocos momentos después de que se viera el helicóptero con la ya ex primera ministra salir, una turba de gente ingresó a la residencia oficial a vandalizarla, según reportan testigos en el sitio.
Los manifestantes también ingresaron en el museo Bangabandhu de la capital, Daka, y lo incendiaron.
Con la política en las venas
Nacida en una familia musulmana en Bengala Oriental en 1947, Sheikh Hasina llevaba la política en la sangre.
Su padre fue Sheikh Mujibur Rahman, quien es considerado como el «Padre de la Nación», pues lideró la independencia del país de Pakistán en 1971 y se convirtió en su primer presidente del nuevo Estado.
Para ese momento la ahora exmandataria ya se había ganado una reputación como líder estudiantil en la Universidad de Daca.
En 1975 su padre fue asesinado junto con la mayoría de los miembros de su familia durante un golpe militar. Solo ella y su hermana menor sobrevivieron, ya que estaban en el extranjero en ese momento.
Después de vivir exiliada en la India, Shekih Hasina regresó a Bangladesh en 1981 y se convirtió en la líder del partido político al que pertenecía su padre, la Liga Awami.
La dirigente se unió a otros líderes políticos y encabezó protestas callejeras a favor de la democracia durante el gobierno militar, por lo que se convirtió en un ícono de la democracia internamente.
En 1996 fue elegida primera ministra por primera vez y ganó reputación de estadista al firmar un acuerdo de reparto de agua con la vecina India y un acuerdo de paz con los insurgentes tribales en el sureste del país.
Sin embargo, su cercanía con el gobierno de Nueva Delhi sirvió a sus rivales para atacarla y en 2001 perdió las elecciones generales ante una antigua aliada ahora convertida en némesis, Begum Khaleda Zia del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP).
No obstante, en 2009 recuperó el poder gracias a las urnas.
Bajo su liderazgo Bangladesh, un país de mayoría musulmana y que en su día fue uno de los más pobres del mundo, ha conseguido un sorprendente éxito económico y hoy es una de las economías de mayor crecimiento de la región, superando incluso a su gigantesca vecina India.
El ingreso per cápita del país de 170 millones de habitantes se ha triplicado en la última década y el Banco Mundial estima que más de 25 millones de personas han salido de la pobreza en los últimos 20 años.
Gran parte de esta bonanza ha sido impulsada por la industria de la confección, que representa la mayoría de las exportaciones totales de Bangladesh.
Sin embargo, a la exmandataria también se le ha señalado de malos manejos administrativos y de aprovechar su posición para aferrarse al poder, al tiempo que de intolerancia política, pues ha tachado a sus rivales de “enemigos” e incluso “terroristas”.
Contra los símbolos del poder
Nada más conocerse la noticia de la huida de Sheikh Hasina, se sucedieron celebraciones entre los miles de manifestantes que desde las primeras horas de este lunes se encontraban en las calles de Daca, alistándose para otra jornada de protestas.
Sin embargo, algunos fueron más allá y se abalanzaron sobre el palacio de Ganabhaban, residencia y despacho oficial de los primeros ministros del país.
Videos difundidos a través de las redes sociales mostraban a personas recorriendo el interior de la sede gubernamental lanzado consignas, mientras que a otros se les observaba llevándose objetos, incluido parte del mobiliario y hasta los utensilios de la cocina.
De la ira de los manifestantes no ha escapado ni siquiera el padre de la exmandataria.
La BBC reportó que una estatua en honor al desaparecido líder, ubicada en la capital, fue derribada por un grupo de personas.
Las causas de la crisis
Las protestas, que se han prolongado desde principios de julio, comenzaron con demandas pacíficas de estudiantes universitarios para abolir una ley que establecía cuotas en los puestos de trabajo de la administración pública.
El instrumento reservaba un tercio de los puestos a familiares de veteranos de la guerra de independencia en 1971.
Los manifestantes argumentaban que el sistema era discriminatorio y que necesitaba una reforma.
Alrededor de 18 millones de jóvenes bangladesíes están buscando trabajo.
Los graduados universitarios enfrentan tasas de desempleo más altas que sus pares con menor nivel educativo y, por eso, se oponían a los límites para hacerse con un empleo público.
Y aunque las demandas de los estudiantes fueron atendidas en gran medida, la represión a las protestas transformó las mismas en un movimiento antigubernamental más amplio.
“Ya no eran solo los estudiantes, gente de todos los ámbitos se ha sumado al movimiento”, explicó a la BBC la Dra. Samina Luthfa, profesora adjunta de Sociología de la Universidad de Daca.
Sobre el futuro
En un discurso televisado a la nación, el comandante del ejército, general Waker-uz-Zaman, anunció la formación de un «gobierno interino”.
El militar informó que se reuniría con el presidente del país, Mohammed Shahabuddin, con el fin de hallar a la persona que asumiría las riendas del ejecutivo antes de terminar el día.
Hasta ahora se desconocen los nombres de los posibles sucesores de Sheikh Hasina, quien gobernó Bangladesh con mano de hierro durante más de dos décadas.
Respecto a futuro de la exmandataria, su hijo, Sajeeb Wazed Joy, aseguró a la BBC que se retirará definitivamente de la política.
“Está muy decepcionada de que, después de todo su duro trabajo, una minoría se levante contra en su contra”, declaró al programa a Newshour.
Joy, quien hasta hoy fue uno de sus asesores, defendió el legado de su madre.
“Le dio la vuelta a Bangladesh. Cuando tomó el poder se consideraba a este país un Estado fallido. Era un país pobre y hasta hoy se le consideraba uno de los tigres en ascenso de Asia», agregó.
Joy rechazó las acusaciones de que el gobierno hubiera incurrido en abusos contra los manifestantes.
«Ha habido policías golpeados hasta la muerte, 13 ayer mismo. ¿Qué espera entonces que haga la policía cuando las turbas los golpean hasta la muerte?«, inquirió.
Sin embargo, la mayoría de los cientos de fallecidos en las protestas son manifestantes.