Los duques de Sussex denuncian racismo, indiferencia y «falta de ayuda y entendimiento» en los años previos a su traslado a Estados Unidos
Sola, anulada, desprotegida, discriminada, injustamente atacada por la prensa amarillista, despojada de su libertad y bajo el estricto yugo de la Familia Real británica. Así se sintió Meghan Markle, duquesa de Sussex, durante sus años en Inglaterra antes de tomar la decisión junto a su marido, el príncipe Enrique, de salir del Reino Unido para renunciar a la vida palaciega y las tareas oficiales propias de su rango. Su crisis personal fue tal que pensó de forma recurrente en quitarse la vida, según confesó en una extensa entrevista con Oprah Winfrey en la cadena CBS que prometía y promete levantar ampollas en el Palacio de Buckingham.
«Pensé que eso lo solucionaría todo», indicó la ex actriz de 39 años desde una casa en Montecito, California, donde ahora vive la pareja. «No quería seguir viva», rodeada de un ambiente hostil con cinco meses de embarazo y sin ayuda profesional para salir de la «zona oscura» a la que la abocó la propia Familia Real. «Era un pensamiento muy claro, real constante y terrorífico», dijo, «hasta el punto de sentir que no me podían dejar sola por temor a lo que pudiera hacer No sabía a quien pedir ayuda». Ni siquiera a su marido por vergüenza, una reacción similar a la que tuvo el príncipe. Fue incapaz de solicitar tratamiento psiquiátrico para su mujer por miedo a la reacción de su familia y de la prensa.
«Yo también estaba atrapado», dijo Enrique. «Atrapado dentro del sistema, como lo está el resto de mi familia. No se pueden ir, y siento una gran compasión por eso». Su salida en enero de 2020, dice, fue difícil y dolorosa por el enfrentamiento con su padre, el príncipe Carlos de Inglaterra, y por verse desprovisto de medios financieros y de su equipo de seguridad al trasladarse a Canadá en primera instancia antes de instalarse definitivamente en California.
«Me siento muy decepcionado», explicó sobre la relación con su progenitor, que dejó de contestar sus llamadas cuando supo que estaba tramando un alejamiento de la Familia Real. «Siempre le querré, pero han pasado muchas cosas».
De su madre dijo que la situación de su esposa le recordó mucho a lo vivido durante sus años más difíciles en el Palacio de Buckingham. «Mi temor es a que se repitiera la historia estoy hablando de mi madre», dijo Enrique, incluso peor «por la presión que ahora ejercen las redes sociales. No puedo imaginar lo que debió pasar ella sola en esos momentos«.
A ese respecto, Markle recordó la falta total de movimientos, controlada por La Empresa, como se refieren los tabloides a la Casa Real británica. «Hay poco que me dejaban hacer», como ir a cenar con unos amigos por copar a diario las portadas de los periódicos sensacionalistas. «Cuando me uní a esa familia fue la última vez que vi mi pasaporte, mi carnet de conducir, mis llaves. Todo se dio la vuelta«.
Los duques de Sussex aprovecharon la ocasión para revelar el sexo de su segundo hijo. «Es una niña», confirmó el príncipe, un bebé que nacerá durante el verano, como explicó su madre. Su hermano de casi dos años de edad, Archie Mountbatten-Windsor, fue motivo de «preocupaciones y conversaciones» en palacio por el color de su piel al nacer y el hecho de no recibir título de príncipe ni el equipo de seguridad correspondiente por ese motivo. Ni Enrique ni Meghan quisieron revelar el nombre de la persona con quien tuvieron la conversación. «Sería demasiado dañino para ellos», dijo la estadounidense.
La situación insostenible les llevó a tomar la decisión de independizarse. El príncipe dejó claro que lo hicieron por «la falta de apoyo y de comprensión», felices ahora en su mansión de 15 millones de dólares de Santa Bárbara y con contratos lucrativos con Netflix y Spotify para producir contenido. «Nada de esto estaba previsto», aclaró Enrique.
Ella, por su parte, se arrepiente de haber creído que la Familia Real británica la protegería. «Fui inocente», concluyó, aliviada por el final feliz del cuento con el príncipe, «mejor que cualquier cuento de hadas que hayas leído».