Los analistas lo han visto como una revelación de las «intenciones verdaderas» del presidente Vladimir Putin en Ucrania.
En una sorpresiva declaración, el mandatario ruso se comparó a sí mismo con el zar Pedro I el Grande, y equiparó las campañas militares del despiadado conquistador con la actual invasión a Ucrania.
«Pedro el Grande libró la Gran Guerra del Norte durante 21 años. Parecería que estaba en guerra con Suecia, que les quitó algo. No les quitó nada, le devolvió [parte de Suecia a Rusia]», dijo Putin el jueves tras una visita a una exposición por los 350 años del nacimiento del zar.
El miembro de la dinastía Romanov, nacido en el siglo XVII, es conocido por haber llevado adelante la modernización de Rusia, por transformarla en un imperio y por arrebatar territorios a numerosos países, entre ellos Suecia y Polonia.
Es conocida la admiración e influencia del zar en la vida de Putin: San Petersburgo, donde nació el mandatario, fue construida por el monarca sobre territorio anexado de Suecia.
Sin embargo, es una de las primeras ocasiones en que el presidente ruso se asocia a sí mismo -al menos públicamente- con Pedro el Grande y que reconoce «vínculos históricos» entre las campañas militares del zar y la que lleva a cabo él actualmente.
«Al parecer, es también nuestro destino devolver [lo que es de Rusia] y fortalecerla. Y si partimos del hecho de que estos valores básicos forman la base de nuestra existencia, ciertamente lograremos resolver los retos que enfrentamos», dijo.
Putin, que lleva 23 años en el poder, ha tratado de justificar con alusiones a la historia su criterio de que Ucrania no tiene bases para ser un país independiente, que no tiene tradición como Estado y que es un «centro de la vida espiritual y cultural de Rusia».
No obstante, las declaraciones del jueves del mandatario contratastan con apariciones anteriores y con la propaganda oficial del Kremlin, que asegura que detrás de la actual guerra están los intentos de Ucrania de unirse a la OTAN y la presencia de «nazis» que amenazan a la población rusoparlante ucraniana.
La comparación provocó numerosos cuestionamientos desde Ucrania hasta otras naciones europeas, que temen que Putin decida continuar su expansión hacia el oeste o hacia los países bálticos.
Un asesor del gobierno ucraniano dijo que los comentarios mostraban que los intentos de negociar con Rusia eran erróneos dado que no hubo «un ´conflicto’ (para iniciar la invasión), solo la sangrienta toma del país con pretextos artificiales».
Mientras, el ex primer ministro de Suecia Carl Bildt consideró que la confesión de Putin podría constituir una «receta para años de guerras».
El miércoles, un legislador ruso presentó un proyecto a la Duma (cámara baja) en la que pide que el Kremlin deje de reconocer la independencia de Lituania, por considerar su separación de la antigua URSS como «ilegal».
Pero ¿quién fue Pedro el Grande y qué hizo para convertirse en una de las figuras históricas que han renacido en Rusia tras el colapso de la Unión Soviética?
El regreso de Pedro el Grande
Poco después de la caída de la URSS, Leningrado recuperó su nombre de los tiempos zaristas: San Petersburgo, la ciudad que se convirtió en uno de los mayores proyectos de Pedro el Grande.
Fue este zar quien ordenó su construcción en una zona pantanosa invadida en las costas del Báltico y fue un esfuerzo tan faraónico que se cree que miles de siervos que realizaban trabajo como esclavos para su edificación murieron en el proceso.
Fue allí donde Pedro I decidió mudar la capital de Rusia desde Moscú y donde dispuso que se encontraría su tumba.
El recuerdo del zar y de la ciudad que edificó quedaron nublados durante la era soviética.
Sin embargo, desde el fin del comunismo -y sobre todo, bajo el gobierno de Putin- las imágenes y esculturas del zar han comenzado a ser cada vez más populares en el país.
Pedro el Grande, quien gobernó durante 43 años, unificó y expandió Rusia más allá de su territorio del momento.
Y, para hacerlo, reorganizó el ejército de acuerdo con los estándares europeos de la época, para lo que utilizó tecnología occidental.
Fundó la Armada rusa con la aspiración de hacer de su país un poder marítimo.
En ese tiempo, el mar Báltico estaba controlado por Suecia, mientras que el mar Negro estaba en manos del Imperio Otomano. Rusia solo tenía salida al mar a través del mar Blanco.
Fue entonces cuando le declaró la guerra a Suecia y comenzó una larga serie de conflictos denominados como la «Gran Guerra del Norte», la misma que mencionó Putin el jueves y que se extendió entre 1700 y 1721.
El conflicto terminó con la derrota sueca y el alzamiento de Rusia como potencia de primer orden: Pedro I obtuvo acceso al mar Báltico y, con ello, aprovechó todas las posibilidades comerciales en la región.
En sus campañas contra los otomanos también salió victorioso y logró controlar el mar Negro, expulsar a los tártaros e incluso logró un acuerdo con Polonia para obtener la ciudad de Kiev.
El imperio
Poco después de terminada la guerra, en 1721, Pedro I decidió declarar a Rusia como imperio y asumió el título de «emperador de todas las Rusias«.
Fue visto como un gobernante modernizador y a la vez despiadado: entre sus grandes reformas realizó cambios en la Iglesia ortodoxa, renovó el alfabeto y el calendario rusos.
También ordenó y presenció la tortura a muerte de su propio hijo, el zarévich Alexei. Mandó a matar a más de 1.000 guardias tras una rebelión en Moscú y acabó brutalmente con otros alzamientos, como la del pueblo túrquico de los baskires o la violenta Rebelión de Bulav.
Solo tres años después de convertirse en emperador, el 8 de febrero de 1725, Pedro I el Grande murió por una infección en la vejiga.
Fue enterrado en la cripta imperial de la famosa Catedral de Pedro y Pablo de San Petersburgo y su segunda esposa, Catalina I —oficialmente nombrada emperatriz por él—, lo sucedió en el trono.
A diferencia de las visiones actuales de Putin, los historiadores aseguran que el zar tuvo una «mentalidad europea»: creó una filosofía llamada «la ventana» con la que buscaba occidentalizar a Rusia.
De hecho, impuso modas y costumbres europeas y hasta instituyó un impuesto sobre la barba como parte de sus esfuerzos para hacer que los rusos se vieran y actuaran más como «europeos occidentales».
«Putin, que celebra el 350 aniversario del nacimiento de Pedro el Grande, vuelve a estar confundido acerca de la historia», escribió en Twitter el analista político ruso Andrei Kolesnikov.
«Pedro el Grande abrió una ventana a Europa, Putin la está clausurando con tablones podridos de la época de Iván el Terrible», agregó.